La editorial Cátedra amplía la ‘Obra literaria reunida’ de Buñuel

Jordi Xifra, director del Centro Buñuel de Calanda, añade un extenso prólogo y casi mil notas a pie de página. Afirma que «que no puede ponerse en duda su primigenia vocación lírica».

Luis Buñuel Portolés (Calanda, 1900-Ciudad de México, 1983) es uno de los grandes genios del cine. Fue Agustín Sánchez Vidal quien rescató y ordenó su ‘Obra literaria’, al alimón con Joaquín Aranda, en un libro que editó HERALDO en 1982. Años después, en la recién creada Páginas de Espuma, de Juan Casamayor, Manuel López Villegas publicaría sus ‘Escritos’ (2000). Ahora es Jordi Xifra, director del Centro Buñuel de Calanda, quien publica un ambicioso y extenso volumen: ‘Obra literaria reunida’ (Cátedra) del cineasta, con casi mil notas y 200 páginas de introducción.

«He querido editar este tomo, porque hacía falta un estudio realmente crítico de su obra literaria en una colección de referencia. Y esa es Letras Hispánicas de Cátedra. Las dos ediciones publicadas hasta hoy eran encomiables, pero había que corregir algunos errores y ampliar el estudio crítico», dice, de entrada, el director del CBC.

Xifra valora así las aportaciones anteriores: «Villegas compiló más que aportó, ya que es una recopilación más amplia que la de la edición de HERALDO, pero que incluye textos de dudosa consideración como ‘obra literaria’ propiamente dicha. Respecto de Agustín Sánchez Vidal, cuyo análisis es fundamental, ha sido ampliar lo que hizo, pues creo que no pudo desarrollar todo el potencial crítico que la obra de Luis Buñuel acarrea».
«Buñuel fue un escritor surrealista, no superrealista. Es decir, fue un miembro del grupo francés, no una ‘derivada’ del grupo español»

En su prólogo, Xifra apunta que «lo que no puede ponerse en duda es su primigenia vocación lírica, cuyos frutos podemos presentar hoy merced al interés y esfuerzo que en su día realizó Agustín Sánchez Vidal, el más conspicuo estudioso de los mundos buñuelanos, para dar a conocer y poner en valor la obra literaria de Luis Buñuel cuando a este le quedaba apenas un año de vida». Los textos están fechados entre 1922, cuando se publica el primero, ‘Una traición incalificable’, en la revista ‘Ultra’, y 1935. Y acusan numerosos influjos: Gérard de Nerval, Lautréamont, el Marqués de Sade, Ramón Gómez de la Serna, la inspiración surrealista y los numerosos ecos de la cultura española, que incluyen nombres como Goya, Galdós, etc.
«Buñuel fue un escritor surrealista, no superrealista. Es decir, fue un miembro del grupo francés, no una ‘derivada’ del grupo español. Esto es fundamental y en ese punto no es comparable con nadie, ni con Lorca. Es más, pienso que el Lorca de ‘Poeta en Nueva York’ debe bastante al Buñuel poeta. Pero Buñuel tenía un valor añadido respecto de sus colegas galos, esa pegada española que se traduce en su humorismo, fundamental en su obra, tanto literaria como fílmica».

Una de las teorías que apunta Xifra, como antes hicieron otros, es que intuye que Buñuel habría podido ser escritor. «Creo que sí, aunque no sabría especular sobre cuál hubiese sido su suerte. Quizás una especie de Benjamín Péret… ¡Vete a saber!», dice.

Xifra ha intentado aportar algunas novedades. «Además de incorporar el cuento ‘La descomunal batalla de las vagonetas y las catedrales’, solo recogido por Sánchez Vidal en ‘Buñuel, Lorca, Dalí: el enigma sin fin’ (1988), las traducciones españolas de sus críticas publicadas en Francia son novedosas, así como el prólogo que escribió en 1972 para un libro de cuentos de Pedro F. Miret, que es un alarde de coherencia intelectual y estética con sus primeros escritos», agrega.

En el volumen, hay versos, relatos, poemas en prosa, diálogos dramáticos, críticas teatrales y cinematográficas y algunos fragmentos autobiográficos. En su prólogo, repleto de citas, de relaciones, de lecturas transversales, Xifra da a entender que quizá tampoco sea esta la versión definitiva de la obra literaria de Luis Buñuel. ¿Piensa, tal vez, que escribió algo o mucho en el exilio?

«No lo creo. Quizá es más un deseo que una realidad. Sea como fuere, si aparecieran más textos suyos, seguramente serían cuentos o poemas de su etapa surrealista. Tengo la impresión de que ‘Una jirafa’, su texto más celebrado, es la suma de proyectos de cuentos o historias que tenía en algún lado y que quizás empezó a desarrollar. Por eso dijo que la escribió en una hora. Seguramente fue un ‘collage’ de esbozos previamente compuestos».

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